Cuatro comunas a oscuras este 7 de mayo: lo que sabemos del corte eléctrico
El miércoles 7 de mayo de 2025 se perfila como una fecha complicada para los vecinos de La Florida y otras tres comunas chilenas, tras el anuncio de un corte de luz programado por las autoridades. Aunque la información oficial es escasa, el aviso ya ha levantado la inquietud entre quienes dependen de la energía para sus actividades diarias, desde el funcionamiento de colegios y pequeños comercios hasta la rutina básica en los hogares.
La Florida, una de las comunas más populosas del sector sur-oriente de Santiago, suele sentir con fuerza el impacto de estas interrupciones. Basta recordar el apagón masivo de febrero de este año, cuando miles de familias quedaron a oscuras durante horas debido a un problema técnico en los sistemas de transmisión. Aunque en esta ocasión se descarta una conexión directa con ese evento, la sombra de las molestias y las pérdidas económicas sigue rondando.
Oficialmente, no hay certeza sobre las horas exactas del corte ni la duración, mucho menos el detalle de los sectores dentro de cada comuna que quedarán sin servicio. El argumento entregado apunta a mantenimientos y mejoras en la infraestructura eléctrica, algo frecuente en las agendas de las empresas distribuidoras, especialmente al acercarse las temporadas de mayor demanda. Sin embargo, la falta de información concreta deja a muchos vecinos planeando a ciegas cómo sortear la jornada.
Impacto real en la vida cotidiana y la economía local
Las consecuencias de un corte de luz programado van mucho más allá de la molestia de no poder prender la luz o cargar el móvil. Para quienes trabajan desde casa, la interrupción puede significar un día perdido. Los comerciantes y locatarios, especialmente de negocios pequeños, saben que la falta de electricidad afecta directamente a sus ventas, ya sea por la imposibilidad de operar cajas registradoras, refrigerar productos o atender clientes con normalidad.
En los hogares, la preocupación es otra: alimentos que pueden echarse a perder, problemas para conservar medicamentos sensibles a la temperatura y la rutina de niños, adultos mayores o personas con movilidad reducida. La sensación generalizada es que cuando se trata de energía, cualquier corte –por programado que sea– nunca es menor.
Las autoridades, hasta ahora, no han hablado de alternativas para quienes dependen sí o sí de la electricidad, como generadores de emergencia o espacios comunitarios con energía asegurada. Tampoco se ha comentado si existirá algún tipo de compensación o apoyo, algo que sería necesario si el corte se extiende más de lo previsto.
Frente a la incertidumbre, los vecinos suelen prepararse como pueden: cargar dispositivos electrónicos la noche anterior, comprar agua embotellada y buscar linternas o velas. Los más previsores ya están guardando hielo en el congelador y evitando compras grandes de alimentos perecederos. Al final del día, el desafío no es solo adaptarse al corte, sino también a la poca información y a los riesgos de que una medida rutinaria se convierta en un verdadero dolor de cabeza comunitario.