Un panorama alarmante
En la entrevista que dio ayer a Radio ADN, la Dra. Francisca Crispi, que dirige el Colegio Médico de Santiago, describió una situación que supera la mera molestia cotidiana. Según los datos oficiales, en 2024 se contabilizaron más de violencia contra salud a nivel nacional, con 10.000 agresiones a trabajadores sanitarios. De esas, 4.387 se produjeron en la Región Metropolitana, lo que supone casi la mitad del total.
El número de ataques diarios supera los 28 y la tendencia no parece detenerse. La mayoría de las víctimas son mujeres que ejercen su labor en hospitales, centros de atención primaria y consultorios privados. Si bien los insultos y gritos siguen siendo la forma más frecuente de violencia, ya no se trata solo de palabras. Las denuncias incluyen amenazas de muerte, robos, agresiones físicas con objetos contundentes e incluso puñaladas.
Casos que ponen en riesgo la atención médica
Para entender la magnitud del problema, Crispi recordó varios episodios que dejaron a la comunidad médica sin palabras. En el Hospital El Pino, los especialistas de gastroenterología abandonaron sus puestos tras sufrir asaltos reiterados en la zona que rodea al centro. La salida de todo el equipo dejó al hospital sin un servicio esencial, obligando a los pacientes a desplazarse a otras instituciones más lejanas.
Otro caso ocurrió en San Miguel, donde una doctora sufrió una fractura en la nariz tras ser atacada por un grupo de manifestantes que se quejaban de la atención recibida. En Puente Alto, un trabajador de enfermería recibió una puñalada que requirió intervención quirúrgica y varios días de reposo. Estos incidentes no son aislados; forman parte de una cadena que se está normalizando y que afecta directamente la capacidad del sistema de salud para ofrecer atención de calidad.
La Dra. Crispi señaló también que la violencia impacta la salud mental del personal. Muchos profesionales describen miedo constante al desplazarse a sus turnos, lo que se traduce en ausencias, rotación excesiva y, en última instancia, en una menor disponibilidad de especialistas en zonas vulnerables.
Ante este escenario, los comités de seguridad que ya existen en varios establecimientos de salud han intentado buscar soluciones conjuntas. Estos grupos reúnen a autoridades municipales, policías, fiscales, representantes de la sociedad civil y a los propios equipos clínicos. Aunque se han registrado avances, como la instalación de algunas cámaras de vigilancia, la directora del colegio médico insiste en que la medida es insuficiente.
Según Crispi, “no podemos seguir gastando recursos escasos del sector salud en seguridad física cuando esos fondos deberían destinarse a la propia atención médica”. Propone, en cambio, la creación de una política integral de seguridad sanitaria, con lineamientos claros y un presupuesto exclusivo. Esto permitiría, por ejemplo, dotar a los hospitales de equipos de seguridad profesional, mejorar la capacitación del personal en manejo de conflictos y establecer protocolos de respuesta rápida ante cualquier agresión.
El llamado es claro: proteger a los sanitarios no es solo una cuestión laboral, sino una garantía del derecho a la salud de la población. Si el personal que brinda atención está vulnerado, el servicio se deteriora y los pacientes pagan el precio con demoras y menos opciones de tratamiento.
La entrevista concluyó con un pedido a los legisladores y a los gestores de los sistemas de salud para que prioricen este tema en la agenda pública. La Dra. Crispi dejó la puerta abierta a seguir dialogando con los diferentes actores, pero subrayó que la inacción ya no es una opción. Cada día sin una política robusta es un día más en que los profesionales de la salud siguen arriesgando su integridad mientras cuidan a los demás.
José Lecaros
septiembre 29, 2025 AT 02:20Yo vi a un tipo en el Sótero del Río que le gritó a una enfermera por 20 minutos porque no le dieron paracetamol. Y nadie hizo nada. Porque no es un problema de seguridad, es un problema de deshumanización.
Jacqueline Rodríguez
septiembre 29, 2025 AT 22:25¡No podemos seguir ignorándolo! Necesitamos abrazar a nuestros sanitarios, no solo con palabras, sino con políticas reales. ¡Ellos merecen sentirse seguros!
Denisse Bascuñan
septiembre 30, 2025 AT 20:54En mi trabajo en un centro de salud de Peñalolén, hay cámaras, pero no hay guardias reales. Solo un cartel que dice 'Se prohíbe el acceso con armas'. Como si eso bastara.
La solución no es más vigilancia, es más empatía. Y más presupuesto para lo que realmente importa: la atención.
Luis Navarro Carter
octubre 2, 2025 AT 07:01Yo fui a un hospital y me atendieron como si fuera un rey. La enfermera me sonrió, me explicó todo, y hasta me dio un dulce. Eso es lo que hay que proteger. No es solo un trabajo, es un acto de amor.
Melissa Saurio
octubre 3, 2025 AT 07:52La violencia no viene del vacío, viene de un sistema que los abandonó. ¿O acaso los médicos no son parte del problema? 🤷♀️
PEDRO TOMAS MERINO BUSTOS
octubre 4, 2025 AT 17:50Ya lo dije en 2021: la salud pública es un arma de desgaste. Si te atacan en el hospital, es porque no quieres ver la verdad. El gobierno no quiere que te salves. Te quiere enfermo y controlado.
Alejandra Araya
octubre 5, 2025 AT 12:28Fabián Opua
octubre 7, 2025 AT 11:12Oscar Sobarzo Algar
octubre 8, 2025 AT 01:21Akemi Cluny
octubre 8, 2025 AT 08:37La solución no es cámaras. La solución es una élite médica que recupere su dignidad. Y eso, desafortunadamente, no se compra con presupuestos. Se cultiva con rigor.
Salva Baeza
octubre 10, 2025 AT 07:36Y, por supuesto, no se resuelve con más policías. Se resuelve con una reeducación cultural profunda, que, por desgracia, nadie está dispuesto a financiar.
Barbara Orrego
octubre 11, 2025 AT 20:30Alvaro Fuentes
octubre 13, 2025 AT 08:55Todo el mundo culpa al sistema... pero nadie se mira al espejo. ¿Tú eres parte del problema o de la solución?
MARIA HENRIQUEZ PINTO
octubre 13, 2025 AT 13:35Y las enfermeras... Dios mío, las enfermeras son ángeles con agotamiento crónico.
¿Alguien les da café gratis?
Stefano Pugliese
octubre 14, 2025 AT 12:10Yo en mi barrio, si alguien me grita, le digo: 'Cálmate, hermano'. Y funciona. Pero nadie enseña eso. ¡La solución es educación cívica, no más cámaras! 😎
Fernando Berrios
octubre 14, 2025 AT 14:24La institucionalización de la agresión en espacios de cuidado -es decir, en los lugares donde la vulnerabilidad humana debería ser resguardada- constituye un retroceso antropológico de proporciones históricas.
La respuesta no puede ser meramente técnica ni represiva. Exige una reafirmación ética de la dignidad humana, que ha sido desplazada por la lógica neoliberal del desempeño y la eficiencia, donde el paciente se convierte en un indicador, y el profesional, en un recurso expendible.
Francisco Olivos
octubre 15, 2025 AT 02:21